JR conversó con Juan Ruiz Quintana, director general de Minería del Ministerio de Energía y Minas (Minem).
—Todos los cambios desarrollados desde 1959 se debieron a la visión
futurista de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien en los
años 70, a raíz de la situación existente en el sector, convocó a la
antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y a los países
del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) para participar en un gran
proyecto de investigación geológica en Cuba.
«Fruto de esa colaboración, el país se dividió en polígonos por
regiones para las investigaciones geológicas, con la participación de
especialistas búlgaros, alemanes y rusos, fundamentalmente. A finales de
la década de 1980 se logró elevar hasta un 70 por ciento el grado de
conocimiento del potencial minero de la Isla y realizar un mapa
geológico del territorio nacional.
«Fue este conocimiento, devenido en mejor y mayor aprovechamiento de
nuestros propios recursos minerales, el que permitió erigir con
materiales cubanos las obras económicas y sociales de la Revolución.
«Con ese potencial y la continuidad de los estudios en
investigaciones geológicas, hoy contamos con tres grupos empresariales
que lideran la actividad minera en el país: Geicon (Grupo Empresarial de
la Industria de Materiales de la Construcción), Cubaníquel (Grupo
Empresarial de Níquel) y Geominsal (Grupo Geominero Salinero).
«El primero se dedica a la producción de los áridos y los materiales
de la construcción con una capacidad para producir más de diez millones
de metros cúbicos de áridos; el segundo se concentra en la producción de
níquel y el tercero a la de minerales metálicos no-níquel, minerales no
metálicos y sal.
«Pero no solo estas tres entidades hacen minería en el país. Al
cierre de agosto de 2017 la practicaban 137 entidades pertenecientes a
13 organismos de la Administración Central del Estado (OACE), con 468
concesiones mineras vigentes, de estas cuatro permisos de
reconocimiento, 32 de investigación geológica, 273 de explotación, 132
de explotación y procesamiento, y 27 de procesamiento, todas
fiscalizadas por la Oficina Nacional de Recursos Minerales (ONRM), única
autoridad minera de la nación por mandato de la Ley 76, Ley de Minas.
«Las 137 empresas que hacen minería pertenecen desde la Asociación
Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), hasta los Poderes Populares, a
través de las Empresas Provinciales de Producción de Materiales de la
Construcción (Empromat), como parte del Programa de desarrollo local en
ese sentido que lleva a cabo el Ministerio de la Construcción (Micons)».
—La minería nuclea la vida diaria de los cubanos sin que
muchas veces nos percatemos de ella; pero ¿cuántos de los productos que
nos rodean son procesados en nuestro país?
—Entre los principales minerales metálicos que se extraen en Cuba se
encuentran el níquel, cobalto, cromita, hierro, dore de oro (aleación
que contiene como elementos de valor oro y plata), plomo y zinc.
«De los no metálicos: arcilla, arena, arena sílice, arenisca, barita,
bentonita, caliza para la producción de carbonato de calcio y cal,
canto rodado, caolín, fosforita, gravilla, magnesita, mármol, talco,
yeso y zeolita.
«Como hidrocarburos: tenemos gas natural y petróleo. Y los del mar y
el agua: son las aguas minerales, arena de mar, cienos carbonatados
(coral), fango termal y sal.
«En la obtención de todos estos productos se utilizan los cuatro
métodos básicos de explotación minera: minería de superficie (la más
difundida), minería subterránea (actualmente con una sola mina en el
centro del país), minería de los hidrocarburos y minería del agua y el
mar. Pero a estos, y por iniciativa del Che, se les incorporó un quinto
elemento que ha ido ganando importancia en los últimos años: la minería
urbana, a partir de la reutilización y el reciclaje».
—La obra de la Revolución, explica usted, se erigió con
productos de nuestra minería. ¿Qué lugar ocupan los materiales de la
construcción dentro de la actividad minera?
—En 1959 el panorama de la industria nacional de materiales de la
construcción era atrasado y precario, con una producción muy limitada y
absolutamente incapaz de asegurar las edificaciones que el Gobierno
revolucionario proyectaba. Un año antes solo se produjeron en todo el
país 2 200 000 metros cúbicos de áridos en unos 160 centros, la mayoría
de estos con una explotación artesanal y en los cuales laboraban
alrededor de 4 200 trabajadores.
«Prueba del empeño de la Revolución por revertir esta situación ha
sido el desarrollo alcanzado hasta la fecha por esta industria,
directamente vinculada a todos los programas constructivos para el
desarrollo social y económico, y que tiene como importante base las
producciones provenientes de la rama extractiva, como los áridos y las
materias primas para la cerámica y el cemento.
«Solo 30 años después del triunfo, en 1989, el país produjo 17 300
000 metros cúbicos de áridos, con algo menos de 8 000 trabajadores, para
una productividad promedio de casi 2 200 metros cúbicos por trabajador
anualmente.
«La ruptura de los lazos económicos y comerciales con los países del
extinto campo socialista y la consiguiente contracción de nuestra
economía, trajeron consigo dificultades en la disponibilidad de
financiamiento, piezas de repuesto y posibilidad de realizar
inversiones, lo cual llevó inevitablemente a un fuerte proceso de
descapitalización de toda la industria de materiales.
«Contando con lo más importante, el capital humano, se adoptaron
estrategias para garantizar el trabajo de la industria en los niveles
necesarios, a partir de los recursos financieros disponibles, tomando
como premisas: incrementar la producción y reducir los costos, sobre
todo los energéticos y el consumo de agua; mejorar la calidad de los
productos, humanizar el trabajo, alcanzar la máxima utilización de las
reservas disponibles en los yacimientos en explotación, mitigar en lo
posible el impacto al medio ambiente y ofertar nuevos productos y
servicios que permitieran alcanzar niveles superiores de productividad.
«Hoy, cuando solamente el Micons produce 6 000 000 de metros cúbicos
de áridos al año, dos millones de estos de arena, en la producción de
materiales de la construcción las actividades están organizadas en 15
empresas productoras creadas territorialmente en cada provincia y en el
municipio especial de la Isla de la Juventud, tres especializadas en la
actividad de canteras, una nacional especializada en la producción de
mármoles y rocas ornamentales, una especializada en los servicios
mineros y de prospección geológica (Explomat), y una para las
actividades metalmecánicas para la fabricación de piezas de repuesto. La
base productiva fundamental cuenta, además, con 112 canteras (piedra,
arena, granito, mármoles…)».
—Indiscutiblemente, y aunque otros países nos superen en
niveles productivos, el níquel continúa a la cabeza de los minerales
metálicos que se producen en la Isla, pero, ¿qué mineral no metálico se
le equipara en este escaño?.
—En recursos no metálicos tenemos muchas más potencialidades que en
metálicos, y el más importante que producimos hoy es la sal, que está a
cargo de la empresa Geominsal y que se utiliza en la alimentación humana
y animal, la industria química, la producción de hipoclorito y de
cloro, e incluso, en la conservación de alimentos, entre otros.
«En Cuba se producen anualmente más de cien mil toneladas de sal. La
que se entrega a la población en la canasta básica normada no está
limitada por producción ni por capacidad, sino por el Ministerio de
Salud Pública (Minsap), que evaluó que la cuota que recibíamos
anteriormente era alta y el consumo de sal en exceso es dañino para la
salud.
«Otros productos importantes son la cal y el carbonato de calcio, a
partir de las calizas. Solamente el Grupo Empresarial del Azúcar
(Azcuba) produce aproximadamente 50 000 toneladas de cal al año en las
seis caleras que tiene en todo el país, y con las cuales garantiza este
producto, que se utiliza como clarificador de guarapo para la producción
de azúcar. Además, y entre sus múltiples usos industriales, el
carbonato de calcio se emplea en la producción de pienso, la confección
de pinturas, pasta dental, detergente, jabón y cable, por solo mencionar
algunos». (Sigue en la página 4)
—En la cartera de oportunidades para la inversión extranjera
2016-2017 se incluyen varios proyectos relacionados con la actividad
minera en la Isla. ¿Cuáles se han concretado y cuáles se proyectan como
futuras inversiones?
—A través de prospectos para desarrollar las fases de reconocimiento e
investigación geológica (prospección–exploración), se potencian en este
momento la explotación y comercialización de metales preciosos (oro y
plata), metales base (cobre, plomo, zinc) y otros minerales de interés,
los cuales abarcan básicamente cinco regiones y el municipio especial
Isla de la Juventud.
«Como recoge la Cartera de Oportunidades, para el oro, la plata, el
cobre, el plomo y el zinc existen nueve prospectos y áreas perspectivas
en la región central, 14 en la región Ciego-Camagüey–Las Tunas, y diez
en la Región Sierra Maestra. En la región Holguín y Macizo Sagua-Baracoa
están disponibles 12 prospectos y áreas perspectivas para esos seis
metales y el cromo; y en la Isla de la Juventud ocho prospectos y áreas
perspectivas para wolframio, micas y caolines».
—¿Y el níquel?
—Actualmente, cuando los proyectos de la minería requieren sumas
millonarias, el níquel tiene un proyecto de ferroníquel (nuestros
minerales tienen alrededor de 1,5-2 por ciento de níquel y más de 45 por
ciento de hierro), hasta el momento único en la Isla, localizado en
Moa. Este es un proyecto que cuenta con movimiento de tierra ejecutado
en el lugar de ubicación de la planta.
El mineral destinado al ferroníquel es el que por sus características
no han podido procesar las actuales fábricas productoras de níquel en
Moa. Este constituye un proceso integral de cuyos residuos se fabrican
materiales de construcción.
«La Cartera de oportunidades también tiene otros proyectos para las
colas —desechos de la extracción del níquel y el cobalto de la industria
en Moa y Nicaro—, y recientemente se firmó una asociación económica
internacional con la sociedad mercantil chilena RM Asesorías y
Consultoría LTDA para el aprovechamiento de los metales contenidos en
las mismas, fundamentalmente para producir concentrado de hierro.
«Existe igualmente un proyecto virgen en la zona de San Felipe,
Camagüey, donde hay más de 300 millones de toneladas de mineral, y otro
más pequeño en la pinareña zona de Cajálbana, con aproximadamente 50
millones de toneladas de mineral.
«Y en el tema de la minería no níquel se destaca sobremanera el
proyecto Emincar —conocido como Polimetálico Castellanos—, ya concluido y
que debe comenzar a procesar mineral a partir del 3 de octubre».
—¿Cómo se garantiza desde el Minem la preparación necesaria de los profesionales de la minería en el país?
—Hay tres centros afines a las carreras que tienen que ver con la
minería: la Universidad de Pinar del Río, la Universidad Tecnológica de
La Habana (Cujae) y el Instituto Superior Minero-Metalúrgico de Moa,
donde radica el programa rector de la enseñanza.
«Pero la minería no es ni una licenciatura, ni una ingeniería; la
hacemos todos: los choferes de los camiones, las secretarias, los que
dictaminan los contratos, los electricistas, los civiles, los agrónomos,
los forestales y los ingenieros geólogos, geofísicos, metalúrgicos,
químicos y en minas, que son las especialidades afines».
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